La salida que nos tocaba este mes, ha transcurrido por la "Carretera de la Cabra" que es realmente espectacular. Esta carretera, comunica el puerto del Suspiro del Moro, de la Villa de Otura, con la localidad de Almuñécar. Tiene una longitud de 59,13 kilómetros, y discurre por los municipios granadinos de Villa de Otura, El Padul, Albuñuelas, Otívar, Lentegí, Jete y Almuñécar.

Junto al puerto del Suspiro del Moro, donde la leyenda afirma que el Rey Boabdil escuchó de su madre decir "llora como mujer lo que no has sabido defender como un hombre", parte la llamada carretera de la Cabra, que sirvió durante años como conexión entre Granada capital y la costa. De aquellos tortuosos viajes todavía quedan testimonios, como alguna venta que ha sobrevivido al tiempo y se mantiene abierta.Ya el año pasado, tuvimos la oportunidad de poder recorrerla y como es habitual, las rutas que puntuamos con buena nota las solemos repetir, y esta es de diez.

  

 

Un día precioso, soleado y con bastante buena temperatura, inusual para fecha en la que estamos, nos ha acompañado durante toda la jornada. La ruta se planteaba interesante. Salíamos hacia nuestro destino, no antes sin pasar por las localidades de Lobres y Molvizar hasta llegar a Otívar, donde hemos parado en una almazara. Allí, hemos podido ver el prensado para la extracción del aceite de oliva, que ahora está en su máximo apogeo. Todo este recorrido, lleno de cintas transportadoras y silos repletos de olivas, nos lo ha ido explicando Antonio Vacas, nuestro presidente del Club, que conoce bien el circuito mecanizado que realiza este proceso. Después seguíamos con la ruta, salvando el desnivel por una carretera con bastante pendiente, hasta llegar a la cima de este escarpado y alto trayecto. Allí, hacíamos nuestra parada técnica, que ya hemos consolidado como el "picnic de avituallamiento" que realizamos a media ruta, y donde además de tomarnos un tentempié, compartimos impresiones, carcajadas, y nos ponemos al día de nuestras cosas. Después de este parón, continuábamos con el recorrido hasta llegar a El Padul, donde realizábamos otra paradita para proseguir bajando por el Valle de Lecrín, pasar por Ízbor hasta llegar a nuestro pueblo, Salobreña. Una salida estupenda, como siempre, con gente estupenda y momentos y vivencias estupendas. Ya estamos ansiosos, de que llegue la siguiente salida...